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jueves, 25 de julio de 2013

EL HUMOR COMO TRATAMIENTO... ¿ES POSIBLE?


HACE MUCHOS AÑOS, tuve una llamada en mi casa de una persona que requería atención. Refería que sufría de pánicos. Me había comentado que le era imposible salir a la calle,  que se atendía en siquiatría en el hospital Borda, y le habían hablado sobre la homeopatía, así que quería sumarla a su tratamiento. Quedamos en vernos en mi consultorio, no sin antes preguntarle si se animaría  a asistir; me dijo que lo intentaría.
Ya en mi consultorio, mi secretaria me dijo, en voz baja:
-Doctor…Hay un paciente nuevo en la sala, pero es un poco… raro…

-Me llamó la atención, miré por la hendija de la puerta, y vi un hombre de unos 35  años, parado en medio de la sala, mirando fijamente un cuadro, sin dejar de pestañear.
Salí a la sala y el señor continuaba parado como estatua, mirando el cuadro, mientras los pacientes en la sala lo miraban atónitos.
-Dígame, usted…¿es José?
-Sí, doctor…
 -Está bien…Siéntese…
-No, doctor…no puedo sentarme…-Vi que estaba transpirado y con la mirada vidriosa. Le dije:
-Amigo ¿puede esperarme en el bar de la esquina, en diez minutos?
-Sí, doctor, haré un esfuerzo…-Mi intuición me decía que sufría de ataques de pánico, o crisis de ansiedad. Su expresión  vidriosa, su frente con el ceño fruncido  y la mirada fija me indicaban el stress por el que pasaba.
Terminé de atender y dejé esperando a los pacientes en la sala, comentándoles la urgencia, y con el  permiso de ellos, me dirigí al bar de la esquina. En este lugar estaba José tomando un café transpirando…
En esta consulta atípica me comentó cómo habían comenzado sus síntomas. Para sintetizar, el era músico, trabajaba en una casa de venta de instrumentos, con un hogar constituido por esposa y dos hijos pequeños; con un tema laboral complicado (cabe contar que esto pasó en el 1999,época  laboral  muy difícil).
Sufría una lesión en los meniscos y debía operarse. Al realizar  la rutina de análisis preoperatorios, su presión arterial resulto ser alta, por lo que tenía que hacerse un control cardiológico; concurrió a la cita con el especialista  con miedo, ya que le  habían comentado  que era una persona mayor, con moral religiosa y reglas muy estrictas, que no resultaron ser una buena combinación con su personalidad  hipocondríaca.
Esta consulta con el cardiólogo, resulto determinante en  su vida,   esta cambió para siempre.  Resumiendo, la consulta se produjo como sigue:
-¿Cómo, doc.?...
-Nada de sal, nada de ejercicio, nada de alcohol. No mujeres, nada de football.
-¿Cómo, doc.?...pero,  ¿Qué puedo hacer?
-¡Cambiar su vida!. Usted es un irresponsable, ahora debe cambiar ¡o se muere!
Esto fue terrible para José,  quedó aterrado y creció su miedo al futuro;  comenzó con  claustrofobia y después  se  sumó la agorafobia,  hasta el punto de no poder salir de la casa,  transpiraba y tenía palpitaciones…su miedo se transformó en una fobia, temía morirse. Dejó de ir al trabajo porque tenía pánico de viajar en  colectivo, se bajaba desesperado de él en él mitad del recorrido.
Su vida se había derrumbado, el miedo invadió todo, hasta su relación conyugal. Pasaba el día en su casa sin salir y en el trabajo su situación estaba al borde del despido. Los certificados de licencia ya no podían sostener una situación laboral endeble y mucho menos, en esos tiempos.
Tomando en cuenta su personalidad y su afición a los dibujos y las historietas, que él me conto hacía en su adolescencia, le propuse realizar una tira cómica  de su episodio con el médico cardiólogo que  lo asustó tanto;  le llamó la atención, pero le gusto la idea.
Así comenzó la atención en el bar, trayéndome sus historietas por capítulos, en las que, poco a poco, se podían observar los cambios que se producían en su actitud, además de la medicación homeopática que le había indicado, cuatro veces al día y cada vez que salía de la casa.
Fue una experiencia muy interesante porque, cuando comenzó a dibujar la historieta de humor, el comic fue tomando vida de a poco.
 Cuando el comenzó a reírse de la historia, comenzó a mejorar sus síntomas y la risa, evidentemente, ayudó a desacralizar los síntomas y produjo un camino hacia la curación.
Junto con la medicación homeopática que lo ayudó, José continuó con siquiatría y, poco a poco, fue dejando los ansiolíticos; después de un tiempo pudo cambiar de  trabajo y otros aspectos de su vida.
Sin duda, esta experiencia me ayudó a comprender que el humor es una forma de quitar importancia a los síntomas y perderles el miedo, fundamental para ayudar a cualquier terapia.

En el caso de José fue efectivo el uso del humor como tratamiento, ya que ayudo a que le perdiera el respeto a sus síntomas hipocondriacos y como dijimos predispuso positivamente y facilitando así el efecto de la medicación homeopática.

1 comentario:

  1. A mí el doctor me trató por una lesión en un dedo en resorte, ya estaba para entrar a quirófano, la mano derecha casi inoperativa y con dolores que empezaban a ser muy agudos. Comencé mi tratamiento con homeopatía, largo, más de 6 meses, pero mi mano funciona a la perfección, sin dolor y sin pasar por los riesgos de una operación quirúrgica, que por otra parte, no tenía garantía de éxito ni de mantener sus efectos en el tiempo. Le estoy muy agradecida, ya que soy artista plástica y mis manos son para mí, algo más que un medio de vida, no podría pasarme sin hacer lo que hago. Gracias, doctor...

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