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sábado, 12 de mayo de 2018

LA ANSIEDAD, ESE SÍNTOMA TAN INCÓMODO (En apoyo a los docentes)



Una paciente vino hace unos años consultar por que le era muy incómodo y difícil hablar en público, y esto para ella resultaba toda una complicación, ya que la paciente es docente.
Este síntoma de nerviosismo venía acompañado de cólicos abdominales, y muchas veces diarrea, antes de una cita importante y sobre todo cuando tenía que dar clases en una escuela secundaria , a la que asistían alumnos bastante díscolos, que no prestaban atención en sus clases y distraían a los que sí la prestaban.
Esta situación le aumentaba aún más sus temores a hablar en público y sentía una frustración en su vocación, una gran insatisfacción personal.
Cabe aclarar que siempre fue tímida y reservada, con ciertas dificultades para relacionarse con los demás, y todo esto aumentaba con su temor de hablar en público.
Tuve varias consultas con ella, hasta poder dar con el remedio adecuado.
Este abarcó los síntomas más importantes, así como su ansiedad por el futuro, que la atormentaba.
La paciente siempre se sostuvo bien económicamente y su deseo íntimo es ser independiente, de poner su propio instituto de investigaciones históricas. Eso salió a colación en las consultas y me comentó que, antes de venir a verme, mientras transcurría el ciclo lectivo, su ansiedad fue aumentado; el médico clínico le había recetado tranquilizantes, tipo diazepinas, que solo le daban una sensación de somnolencia, pero no quitaban la ansiedad antes de dar las clases con los alumnos; el sueño era interrumpido y no reparador, levantándose cansada y con miedo al comenzar la jornada; su vida íntima estaba desequilibrándose poco a poco, así las relaciones familiares estaban complicadas, por que tanto su esposo como sus hijos la veían llorosa y cada vez más aislada.
En estas condiciones fue que llegó a la consulta, con síntomas que desequilibraban su energía vital y así todo su entorno, con el que cada vez se incomunicaba mas. Solo se refugiaba en sus amigos, estos eran los que toda la vida la sostuvieron.
Después de dos consultas pude encontrar con ayuda de la paciente su remedio homeopático, ya que había sido tratada con anterioridad a mí consulta, con Lycopodium y Gelsemium, alternativamente, sin mayores resultados.
Estos síntomas de necesidad de autonomía y timidez, con trastornos de comunicación en público y refugio en la amistad, sin ansias de poder sobre otros, pero tampoco adaptada a la subordinación, de me hizo pensar en un remedio innovador, pocas veces utilizado: un lantánido...Tierras extrañas…
Así fue como me decidí y le indique Cobaltum fosfóricum, un remedio investigado por el Dr. Scholten, de Holanda; este remedio homeopático no es aún muy conocido en Argentina.
La paciente me contó en su tercera consulta que estaba animándose a dar clases, que no le daban cólicos ni le transpiraban tanto la manos; había implementado técnicas grupales para trabajar con los alumnos díscolos, mezclándolos con los más aplicados, en grupos heterogéneos, dando buen resultado en su proceso educativo. Igualmente, estaba planteándose la posibilidad, junto otros amigos y colegas, la apertura de un Instituto de Investigación Histórica. Una iniciativa privada, abierta a la comunidad y que, con anterioridad al tratamiento, era para ella sólo un sueño lejano.
La paciente estaba muy contenta con su mejoría, se la podía ver mejor plantada, hablando segura.
Este es solo un ejemplo de cómo la homeopatía puede ayudar en dolencias psíquicas y físicas.
En próximas entradas hablaremos de las últimas innovaciones en el campo de la homeopatía.

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